Empecemos remarcando que la gran mayoría de las madres (carnistas y no carnistas) se suplementaron al estar embarazadas. Por recomendación de sus profesionales de cabecera. Por lo tanto, fuimos literalmente creadas con suplementos, incluso antes de ser individuos con poder de elección.

Considerarnos “naturales” (y que esto signifique no usar b12 en pastilla, pero si teléfonos y rutas), cuando literalmente desde antes de tener memoria ingerimos vitaminas, medicinas, vacunas y tanto más que tampoco es natural, es básicamente perder el tiempo.

Podemos aceptar que nuestra vida no es natural (lo conversamos en el video anterior) y sin embargo debemos hacer lo mejor que podamos.

Además, es de lo más natural intentar recurrir a la fuente. En este caso, eso se hace aprovechando la b12 producida directamente por bacterias, en vez de inyectársela a animales que después tienen que ser asesinados por una vitamina que ellos también producen con ayuda de los microorganismos que podemos cultivar en un laboratorio sin matar a nadie.