La realidad es que quienes pretendían encontrar en una dieta a base de plantas el elixir de la vida eterna en salud, así como quienes solamente se abstuvieron de usar productos animales porque la contaminación perjudica a nuestra especie, o tal vez porque su pareja de turno era vegan, o peor aún, quienes pensaron que “en la comunidad vegana” encontrarían un oasis habitado por avatars sonrientes… Nunca fueron gente vegan, posiblemente porque no comprendieron lo que significa veganismo.

En estos casos, toca revisar las motivaciones. Si no se entiende por qué hay que cambiar, raramente podremos mantener la práctica a largo plazo.

Hacer lo correcto por el resto, no puede ser algo que probamos una vez y tiene la opción de “no servirnos”.

Quizá el cambio cuesta un poco, así como mantenerlo durante la vida; especialmente si no se cuenta con un grupo de apoyo y otros recursos.

Pero el veganismo es practicable para todas las personas que le dan una seria oportunidad.

Equivocarse, ceder una vez, dudar, perderse del camino… No son argumentos suficientes como para no volver a intentar aprender, así sea desde cero.

Si te caíste del tren, o te tiraste y anduviste vagando por un tiempo, se puede regresar.

El momento del poder es el presente. Y vos podés. Ahora. Elegir veganismo.