Sentir impotencia es un argumento real, pero no nos impide comenzar otra vez.

Quienes entendieron la ética, y lastimosamente, por cuestiones económicas, familiares, de presión social, de soledad o de no saber hacerlo mejor; volvieron a consumir o usar animales; generalmente lo hicieron por falta de herramientas. No por convicción racional de haber estado equivocadas al elegir veganismo.

Si sos una de esas personas, no te olvides que querer es poder.

La empatía se puede ejercitar. Y los hábitos se pueden cambiar.

Nunca es tarde para hacer las cosas mejor.

Así sea que debamos empezar otra vez, las que sean necesarias hasta “agarrar el ritmo”.

Por otro lado, si el “no puedo vivir sin productos animales” es una cuestión de costumbre que se volvió adicción; debemos considerar que, recaer en malos hábitos, destruye a los demás y la propia vida también. Aunque se hagan sin mala intención.

Por favor, que la adicción no se vuelva tu excusa solo porque exista.

Jamás lo dudes: Incluso las personas criadas a base de proteína animal, pueden ser veganas. Con suficiente motivación, y un poco de apoyo, es mucho más fácil cambiar.

Pedí ayuda si la necesitás. No estás solo.