Nacieron para ser un adorno, un zapato o el relleno de un sandwich.
Digamos que es cierto.
Pero, ¿podemos concordar en que el criar a alguien no significa que ese ser quiera, deba, ni merezca ser obligado a cumplir dicho rol?
Y mucho menos cuando su destino es ser “tocino”.
Hace pensar en las personas que tienen hijos pretendiendo que se conviertan en deportistas famosos, o porque quizá van a descubrir la cura a tal enfermedad, o simplemente a salvar a la humanidad.
Aunque los creemos con una intención específica, lo que hagan con sus vidas debería ser una decisión individual. De la misma forma con los animales no humanos.
Primero deberíamos no criarlos forzosamente ni obligarlos a reproducirse. Y para los que ya nacieron tenemos que considerar el respeto a la vida como una regla digna. No somos dueños de las demás personas, sean humanas o no humanas.
Como mucho sus guardianes cuando y durante el tiempo que nos necesiten. Esto no nos hace sus propietarios.
Texto por VeganPoint
Edición: Videos Veganos